jueves, 1 de noviembre de 2007

Perdida

Voy vagabunda por este mundo
Sin saber cuando dejar de andar
¿Cuál es mi meta? ¿Cuál mi camino?
Tú, quizás ¿me lo podrás señalar?

Me miran con ojos raros
Siguen su camino sin mirar hacia atrás
Más una señora de tierna mirada
Me quiso ayudar…
Puso en mi mano un sencillo rosario y
Las dos juntas nos pusimos a rezar.

No hubo palabras, ni grandes mensajes
Tan sólo sus ojos
De enorme dulzura
Inundaron mi alma de una inmensa paz

Un día en la iglesia me fui fijar
En una estatuilla que había en un altar
Y en ella encontré a la bella Señora
De esbelta figura que me quiso ayudar

Era María, la madre de Dios
Que del cielo había bajado al escuchar mi voz

No hay comentarios: