jueves, 16 de septiembre de 2010

Estoy en los cincuenta....

Estoy a principios de mis cincuenta y, aunque a muchos les parezca mentira, encantada con mi vida. Bueno, encantada, encantada, es mucho decir...pero sí contenta, satisfecha. Ahora empiezo a recoger el fruto de las semillas que planté. Tengo dos hijos y los dos, tal como está el pais hoy dia, son unos privilegiados por tener trabajo. Uno de ellos lleva tres meses de becario y le han renovado la beca hasta diciembre-no es una nómina y no genera paro, pero trabaja....



Estoy contenta porque lo hemos conseguido tras años de esfuerzo y sacrificio.Es curioso, suelen decirme que he tenido mucha suerte...y yo siempre recurro para que me entiendan-sin empatía imposible-al cuento de la gallinita y el pastel.



Os lo recuerdo:



Había una vez una gallinita que tenía que dar de comer a sus poyuelos. Eran pequeños, no tenian padre y con una pensión la cosa estaba difícil, asi que decidió cocinar un pastel para que le durase una temporada.



Empezó por comprar las semillas para conseguir la harina con la que cocinar el pastel.Iba a plantarlas cuando pasa por allí su vecina la pata, que le pregunta:



-¿qué haces Marujilla?



-Voy a plantar semillas para conseguir harina para hacer un pastel.¿me echas una mano?



-Ay no, quedé con la coneja para ir a darnos un baño...



Marujilla plantó con esmero y paciencia las semillas , y consiguió un abundante y sana cosecha,



Metió el grano en unos sacos y se dirigia al molino para obtener la harina cuando se encontró con la cerdita Rosita.



-¿A donde vas Marujilla?



-Voy al molino a moler el grano para sacar harina para cocinar un pastel¿me puedes echar una mano?



-Uy no, me voy a casa de Paca la vaca, Se compró un vestido que....



Marujilla, resignada, cogió la harina y se fue a casa a cocinar .Estaba cansada, pero contenta porque, después de mucho sacrificio y trabajo por fin tendría su tan deseado pastel.Tendría que cuidar por último del horno,pero veia que todo iba a salir bien.



Al olor del pastel, empezaron a llegar sus amigos, sus vecinos...



-Marujilla!qué pastel ten rico tienes! danos una prueba.A lo que Marujilla contestó:



-¿Donde estabais cuando os pedí ayuda para plantar la semilla?



-¿Y cuando llevé el grano al molino?



Cogió a sus poyuelos y fueron juntos a degustar el manjar que con tanto esmero habían conseguido.


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A mi me pasó algo parecido a la Marujilla del cuento:



Mis semillas fueron mis hijos. El pastel: sus carreras, su educación, su preparación para la vida adulta.



Sólo yo sé los cafés y las cervezas que me perdí, las vacaciones y puentes que no tuvimos.He perdido amigos porque no entendian que por delante de ellos pusiese a mis hijos.Lo hice feliz y, lo volvería a hacer sin ningun tipo de duda.

Sé que la vida puede dar muchas vueltas, pero mis hijos han aprendido que con esfuerzo, paciencia trabajo, tenacidad se consiguen las cosas.Eso sí, no te fijes en lo que hacen los demás.Lo primero y mas importante es que tengas muy claro lo que relamente quieres Tú.








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