sábado, 1 de septiembre de 2007

Cuento;Azucena

Azucena vivía en un pueblecito de la costa con su marido y sus dos hijos.Era relativamente feliz, pero desde hacía unos meses, le rondaba por su cabeza la idea de irse a vivir a la ciudad, a un edificio familiar en el que vivían sus padres. Hacía poco que un primo suyo había reformado el cuarto y había quedado precioso. Eso le dio idea para hacer ella lo mismo con el segundo, pero como era de grandes dimensiones y llevaba unos años vacío, decidió reformar sólo la mitad.Tendría un precioso apartamento cuyos balcones daban a una de las mejores calles de la ciudad.Pero Azucena no estaba contenta, ansiaba todo el piso, así que no tardó en arreglar la otra mitad.Por fin estaba feliz.Iba orgullosa por las calles sabedora de la envidia de sus vecinos.Ya vivía en la ciudad, en la mejor calle y, aunque un poco antigua, en una de las mejores casas y mejor situadas.Pero...algo enturbiaba su tranquilidad:los vecinos .Encima de ella vivía un matrimonio con hijos que sólo pasaban el mes de agosto pues su domicilio habitual distaba a muchos kilómetros de allí. A Azucena le molestaban las pisadas producidas cuando por la noche necesitaban ir al baño.O que los olores de la comida pasaban a su casa.No recordaba que ella había sido la que había mandado tapar la salida de humos (la chimenea del edificio), por si las palomas se metían en ella-es lo que alegó para realizar, sin consultar con nadie tal acción..Al final, mediante malas argucias, consiguió que sus vecinos de arriba no volviesen más. Éstos buscaban pasar unos días tranquilos y el ambiente distaba mucho de ser coordial.
Azucena estaba radiante, estaba ganando terreno, y cada vez se sentía mas dueña y poderosa.Poco a poco la casa se iba vaciando, los inquilinos se iban marchando y las oficinas cerrándose. En el edificio sólo quedaba ella.Había ganado.O por lo menos es lo que ella creía. No se dió cuenta que un edificio vacio, sin inquilinos que lo cuiden y le den vida, está muerto.Vivir en un edificio con aparencia de abandono ya no era tan bien visto socialmente.Tenía miedo cada vez que entraba en el portal o cada vez que se quedaba sola en casa. Empezó a oir ruidos extraños, a imaginarse "presencias" de antiguos inquilinos... Azucena acabó marchándose de su tan ansiado "territorio" casi al borde de la locura. No cayó en que la ambición, la codicia, la mentira, la calumnia...son inquilinos que se pueden apropiar de nuestra alma y jugarnos malas pasadas.Que al final, la vida hace justicia.Que el que la hace la paga. Y que puedes ser el más rico del mundo, que si no tienes con quién compartirlo....no tienes nada...